¿Qué es un desfibrilador?
Podríamos definir a un desfibrilador como un dispositivo capaz de administrar una descarga eléctrica al corazón. ¿Cómo? A través de la pared torácica. Cuenta con sensores integrados que se encargan de analizar el ritmo cardíaco de la persona, así como determinar cuando es necesario proceder a la desfibrilación y administrar la descarga en el nivel de intensidad necesario.
¿Para qué sirve un desfibrilador?
Un desfibrilador es capaz de restaurar el ritmo cardíaco normal a un paciente que acaba de sufrir un ataque cardíaco (o de muerte súbita).
Teniendo en cuenta que mueren entre 500-1000 personas al día por un infarto, es importante, no solo la formación de los profesionales sanitarios, sino que las empresas cuenten con uno por lo que pueda pasar. Pueden ayudar a salvar muchas vidas.
Los desfibriladores portátiles de nueva generación cada vez son más demandados. Estos modelos portátiles (actuales) permiten que ante una emergencia, más personas puedan ser atendidos por medio de un desfibrilador.
Es fundamental que los equipos de atención médica y sanitaria estén equipados con desfibriladores para asistir de manera inmediata a los pacientes que están sufriendo un infarto, porque en estos casos, el tiempo es un factor determinante.
¿Cómo funciona un desfibrilador?
Digamos que un desfibrilador no puede utilizarlo cualquiera, hay cursos de formación homologados para convertirse en un experto y que recomendamos poner en práctica para su correcta ejecución.
Los desfibriladores funcionan de manera sencilla, pero lo que consiguen es muy grande. Analizan el ritmo cardíaco del paciente, a través de electrodos adhesivos, y son capaces de restaurarlo hacia los niveles normales. El ordenador lanza un aviso al operador, sobre la posible descarga y el momento preciso.
En el momento en el que el dispositivo emite una señal, el profesional ejecutará la descarga. El desfibrilador puede administrar esta descarga eléctrica al corazón.