Cardioprotección en residencia de ancianos
En las residencias de mayores, contar con un plan de cardioprotección no solo es una medida preventiva, sino una obligación moral y legal. La normativa española (como el Real Decreto 365/2009 y regulaciones autonómicas) impulsa la instalación de desfibriladores y la formación del personal en primeros auxilios. Nuestro servicio garantiza entornos cardioprotegidos, reduciendo los tiempos de respuesta ante paros cardíacos y aumentando exponencialmente las posibilidades de supervivencia de los residentes.
Solicita tu presupuesto de cardioprotección
Si lo prefieres, te llamamos sin compromiso y resolvemos tus dudas
O llámanos al 900 525 554
Qué servicios incluimos
PROYECTO
Te asesoramos evaluando tus instalaciones para indicarte cómo se ajustan a la normativa actual.
INSTALACIÓN
Instalaremos en tus espacios la tecnología más avanzada en cardioprotección con la señalización correspondiente.
FORMACIÓN
Damos formación inicial y continua a tu equipo para actuar ante una parada cardíaca.
MANTENIMIENTO
Periódico y sin coste extra para asegurar que tu punto de rescate cardíaco esté listo para actuar.
Solicita tu presupuesto sin compromiso

¿Cómo puede ayudar un desfibrilador DESA en una residencia de ancianos?
Un desfibrilador semiautomático (DESA) es una herramienta vital en la atención inmediata ante una parada cardiorrespiratoria. En una residencia de ancianos, donde los residentes suelen presentar patologías cardiovasculares, contar con un DESA permite actuar con rapidez en los primeros minutos, que son cruciales para salvar una vida.
Este dispositivo analiza el ritmo cardíaco de la persona afectada y, si es necesario, administra una descarga eléctrica controlada para restablecer el latido normal.
Su uso es seguro y está diseñado para ser manejado por personal no sanitario con formación básica, algo especialmente relevante en entornos donde el personal sanitario puede no estar disponible de inmediato.
Además, tener un DESA disponible genera tranquilidad entre familiares y cuidadores, al saber que la residencia está preparada para actuar ante emergencias cardiacas. Invertir en cardioprotección no solo cumple con la normativa vigente en muchas comunidades autónomas, sino que demuestra un compromiso real con la salud y seguridad de las personas mayores.